viernes, 8 de junio de 2012


Rafael Sanzio nace en Urbino en 1483, hijo de un pintor no demasiado excelente, Giovanni de Santi, pero que tuvo el buen criterio de encaminar los pasos de su vástago hacia el mundo del arte. Será con el padre con quien inicie Rafael su aprendizaje, ayudándolo en el desarrollo de algunas de las obras que tenía encargadas en Urbino, pasando posteriormente a conocer los rudimentos de la pintura de manos de Timoteo Viti antes de ser enviado a Perugia a formarse en compañía de Pietro Vannucci, más conocido como El Perugino.
Pronto, el discípulo alcanzará al maestro, llegando incluso a ser difícil distinguir lo ejecutado por la mano de cada uno de ellos, como se puede apreciar en algunas obras primerizas como Coronación de la Virgen, en la que Rafael colaboró realizando algunas figuras (hacia 1502). Durante toda la etapa inicial de formación del artista va a ser apreciable la influencia del estilo peruginesco en su obra, influencia a la que no se sobrepondrá hasta que no viaje a Florencia, conozca la obra de Leonardo y trabe amistad con diferentes artistas que resultarán del mismo modo influyentes en su pintura (como Fra Bartolomeo), surgiendo entonces un Rafael mucho más personal (que se tornará ligeramente monumental una vez conozca en Roma la obra de Miguel Ángel).
Sin embargo, antes de asentarse en Florencia, va a viajar a Città del Castello, donde pinta la Pala del Beato Nicola da Tolentino (su primer encargo conocido, datado hacia 1500 y del que no se conservan apenas más que unos fragmentos), realiza una maravillosa Crucifixión para la Iglesia de Santo Domingo (1503) y ejecuta su obra primeriza más importante: los Desposorios de la Virgen (1504). Se cree que posteriormente debió viajar a Siena llamado por su amigo Pinturicchio para realizar una serie de dibujos para la obra de decoración de la Catedral sienesa, sin embargo esta colaboración no es segura y dicha teoría ha sido desdeñada por la crítica moderna.

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